Una dosis diaria de música clásica, ¿puede cambiar tu vida? Parece una afirmación imposible, pero para muchas personas, la respuesta en Sí claramente. Somos una especie creadora de música, siempre lo hemos sido y siempre los seremos. Además también somos una especie que intercambia música. Mucho antes de que los adolescentes utilizaran vídeos, streamings o pistas de audios, nos comunicábamos y conectábamos a través de la música. Evolucionamos como humanos al reunirnos alrededor del fuego después de un largo día de caza, cantando canciones y contando historias a través de ellas. Eso fue lo que hicieron nuestros ancestros; y así fue como le dieron sentido al mundo y aprendieron cómo ser personas.
Nunca hemos necesitado tan urgentemente el espacio emocional que la música-y la música clásica en particular- nos ofrece.
Es un impulso que aún es fundamental para lo que somos. ¿Quién, de verdad, tiene el lujo de sacar tiempo cada día para escuchar de forma activa una pieza de música?
Las investigaciones científicas cada vez aprueban más que los actos habituales del llamado auto-cuidado pueden tener beneficios que aún no se mencionan sobre nuestra salud mental y bienestar. Aunque personalmente, nunca he sido capaz de habituarme a practicar yoga o meditación. Nunca he ido al gimnasio ni recuerdo haber tenido la intención de hacerlo, es más, soy la típica persona que tira siempre del café y del azúcar y siempre dejo para el último momento cualquier obligación. Así que inevitablemente me convierto en el prototipo de persona estresada de hoy en día, y por desgracia, no soy la única.
Aun así, estoy dispuesta a pasar unos minutos al día con mis auriculares escuchando una pieza musical y transformarme. He tocado el violín desde mi infancia y trabajado durante una década como compositora de música clásica. Mi compromiso con la música sigue siendo firme ya que es mi única herramienta con la cual aún surge algún efecto en mí.
Ha resultado ser que después de haber convertido mis hábitos de escuchar música en un ritual diario, empecé a sentirme menos estresada casi inmediatamente. Me diseñé listas de reproducción con piezas clásicas específicas para cada día. Entrando en la aplicación que reproduce la música y dándole al play , en ves de verme sumergida en las redes sociales sin ningún propósito en concreto, parecía devolverme toda la paz interior que tanto echaba en falta. Así que ya es algo que busco hacer, y recomiendo a todo el mundo probar.
¿por dónde empezar? Es tan sencillo como crearte una lista de reproducción a la que tienes que llamar ‘Música clásica para todos los días’ y en ella incluir toda esa música que despierta en ti un bonito recuerdo o te dan ganas de crearlos. Yo empecé así y no puedo estar más contenta con los resultados.